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Una competición: UFC
Pagarías por enfrentarte a: Joachim Hansen
El mejor de todos los tiempos: Fedor Emilianenko
Un sueño por cumplir: Vivir de las MMA
Como te gusta ganar: Como salga mientras gane, aunque suelo ganar por TKO
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Por Albert Sanfeliu
Oriol viene de ganar en el evento The Cage: Battle of Nations, de Finlandia. No ha podido defender el cinturón de su categoría (70Kg) porque cambiaron su rival hasta en tres ocasiones, la última el día antes de la velada. Unas veces fue por lesión, otras por causas poco justificadas. Él, de todos modos, acudió a la velada e hizo lo que sabe hacer; arrasó.
Se presenta a nuestra cita con el ojo izquierdo algo morado. "Una mano rabiosa que no me esperaba", comenta. Parece un tipo normal en el mejor sentido de la palabra. Sería fácil imaginarse con él compartiendo pupitre en el colegio o en una cena entre amigos. La timidez que muestra en el momento de las presentaciones desaparece cuando empezamos a hablar de MMA.
Ya hace unos años que compite a nivel profesional, pero lo de profesional, en este deporte, va entre comillas. En una ocasión durmió en un coche de alquiler junto a su colega Abner Lloveras la noche antes de un evento en Londres. Al día siguiente ambos ganaron sus respectivas luchas. "Profesional significa que te pagan por pelear. Pero he llegado a perder dinero. Me pagaban la bolsa del combate pero no me pagaban el viaje. Cuando hacía el balance salía negativo. De ahí sacamos la frase Fight for Fun"
Él es un luchador atípico. No hay más que ver su cara de felicidad cuando va camino del ring, como si la tensión del momento no fuera con él. "Yo, como todos, antes de salir al ring estoy nervioso, estoy tenso, estoy cagado. Tienes muchos miedos. Miedo a que te noqueen, miedo a que te hagan daño, a perder... Pero al fin y al cabo si estoy allí es para divertirme. Es lo que me gusta. He invertido mucho tiempo, he sacrificado muchas cosas por esto porque es mi vida. Yo sin esto no sería yo", aclara.
Este catalán de 30 años escapa del prototipo de luchador agresivo que algunos tienen en mente. Pero ojo, que nadie se deje engañar por el nombre de guerra con el que le bautizaron en verano de 2008, cuando fue a entrenar a EE.UU. "No había manera que pronunciaran bien Oriol y como he luchado en Reino Unido y Escocia traté de pronunciarlo como hacen ellos, pero les sonaba a OREO. Decían, OREO, like the cookie. Tras dos semanas me hice un lugar en la leonera y uno de ellos dijo que daba caña, que era un monster, The Cookie Monster", cuenta entre risas.
Oriol recuerda esos tres meses con la nostalgia con la que se recuerdan los momentos importantes en la vida de uno. "Decidí ir a EE.UU. para probarme a mí mismo, tenía 29 años. Este deporte tiene una vida más larga que otros. Con 39 puedes estar vivo, con 30 estás genial pero yo quería ver dónde estaba realmente. Mi objetivo es ir a EE.UU., es llegar a algo grande. Así que quería entrenar con ellos que son los tops de este deporte. Vi que estaba al mismo nivel. La diferencia estaba en las horas que invierten y en la profesionalización de los entrenamientos. Tenía tres entrenadores, no tenía que pensar en nada. Decidí testarme. ¿Dónde estoy realmente? ¿Podré llegar? ¿Podría llegar? Y vi que sí. Mi objetivo es llegar a un gran show: UFC, Strikeforce o Dream", dice convencido.
Para Oriol las MMA son un show, un espectáculo. Nunca habla de pelea, combate o lucha aunque confiesa que es porque está en contacto con luchadores americanos y allí lo llaman así, MMA Show. "Pero esto es lo que es, es un show para disfrutar donde dos hombres entran en una jaula o un ring y dan todo lo que tienen. Y todo lo que tienen significa, aunque suene crudo, dañar al otro", explica.
Corre el rumor que cuesta encontrar candidatos para acompañarle en sus desplazamientos y aprovecha la ocasión para desmentirlo. "Últimamente ha habido algunos sucesos en el calentamiento", se ríe. "Ramón (su corner man en MMA Barcelona Team) lo ha sufrido y en esta última pelea David Aranda (compañero de equipo). Ya es casi el ritual, noquear al que me ayuda a calentar. A veces entra una mano o una rodilla. Y pienso, si a mi colega le hago esto se me caería la cara de vergüenza de no hacerle a mi rival por lo menos lo mismo. Quiero aclarar que no lo hago queriendo, pero pasa".
Tras 4 años sin competir en Barcelona, Oriol reaparecerá el próximo 19 de diciembre en Almogàvers 3. Conoce perfectamente el evento ya que ha participado en las dos ediciones anteriores desde la esquina del ring. Sabe que en esta edición va a haber un salto de calidad. "Con el cambio de pabellón, a nivel de espectáculo va a mejorar mucho porque tiene capacidad para más espectadores y más capacidad para hacer cosas. A nivel deportivo el cartel esta genial, hay muy buenos emparejamientos".
Sobre su rival en Almogàvers dice no saber mucho porque ha estado centrado en la anterior pelea. "He visto algo, por encima, para saber si es grappler o striker y si es diestro o zurdo. Ahora me centraré en eso".
Se despide con la misma timidez con la que se ha presentado. Su mirada a bajado en intensidad. Ya no hablamos sobre MMA y se nota. Pero no importa porque cuando suba de nuevo al ring pasará lo de siempre, se transformará. La próxima vez en Almogàvers 3. En breve, como él dice, esperamos que en un "gran show" como UFC.
Se presenta a nuestra cita con el ojo izquierdo algo morado. "Una mano rabiosa que no me esperaba", comenta. Parece un tipo normal en el mejor sentido de la palabra. Sería fácil imaginarse con él compartiendo pupitre en el colegio o en una cena entre amigos. La timidez que muestra en el momento de las presentaciones desaparece cuando empezamos a hablar de MMA.
Ya hace unos años que compite a nivel profesional, pero lo de profesional, en este deporte, va entre comillas. En una ocasión durmió en un coche de alquiler junto a su colega Abner Lloveras la noche antes de un evento en Londres. Al día siguiente ambos ganaron sus respectivas luchas. "Profesional significa que te pagan por pelear. Pero he llegado a perder dinero. Me pagaban la bolsa del combate pero no me pagaban el viaje. Cuando hacía el balance salía negativo. De ahí sacamos la frase Fight for Fun"
Él es un luchador atípico. No hay más que ver su cara de felicidad cuando va camino del ring, como si la tensión del momento no fuera con él. "Yo, como todos, antes de salir al ring estoy nervioso, estoy tenso, estoy cagado. Tienes muchos miedos. Miedo a que te noqueen, miedo a que te hagan daño, a perder... Pero al fin y al cabo si estoy allí es para divertirme. Es lo que me gusta. He invertido mucho tiempo, he sacrificado muchas cosas por esto porque es mi vida. Yo sin esto no sería yo", aclara.
Este catalán de 30 años escapa del prototipo de luchador agresivo que algunos tienen en mente. Pero ojo, que nadie se deje engañar por el nombre de guerra con el que le bautizaron en verano de 2008, cuando fue a entrenar a EE.UU. "No había manera que pronunciaran bien Oriol y como he luchado en Reino Unido y Escocia traté de pronunciarlo como hacen ellos, pero les sonaba a OREO. Decían, OREO, like the cookie. Tras dos semanas me hice un lugar en la leonera y uno de ellos dijo que daba caña, que era un monster, The Cookie Monster", cuenta entre risas.
Oriol recuerda esos tres meses con la nostalgia con la que se recuerdan los momentos importantes en la vida de uno. "Decidí ir a EE.UU. para probarme a mí mismo, tenía 29 años. Este deporte tiene una vida más larga que otros. Con 39 puedes estar vivo, con 30 estás genial pero yo quería ver dónde estaba realmente. Mi objetivo es ir a EE.UU., es llegar a algo grande. Así que quería entrenar con ellos que son los tops de este deporte. Vi que estaba al mismo nivel. La diferencia estaba en las horas que invierten y en la profesionalización de los entrenamientos. Tenía tres entrenadores, no tenía que pensar en nada. Decidí testarme. ¿Dónde estoy realmente? ¿Podré llegar? ¿Podría llegar? Y vi que sí. Mi objetivo es llegar a un gran show: UFC, Strikeforce o Dream", dice convencido.
Para Oriol las MMA son un show, un espectáculo. Nunca habla de pelea, combate o lucha aunque confiesa que es porque está en contacto con luchadores americanos y allí lo llaman así, MMA Show. "Pero esto es lo que es, es un show para disfrutar donde dos hombres entran en una jaula o un ring y dan todo lo que tienen. Y todo lo que tienen significa, aunque suene crudo, dañar al otro", explica.
Corre el rumor que cuesta encontrar candidatos para acompañarle en sus desplazamientos y aprovecha la ocasión para desmentirlo. "Últimamente ha habido algunos sucesos en el calentamiento", se ríe. "Ramón (su corner man en MMA Barcelona Team) lo ha sufrido y en esta última pelea David Aranda (compañero de equipo). Ya es casi el ritual, noquear al que me ayuda a calentar. A veces entra una mano o una rodilla. Y pienso, si a mi colega le hago esto se me caería la cara de vergüenza de no hacerle a mi rival por lo menos lo mismo. Quiero aclarar que no lo hago queriendo, pero pasa".
Tras 4 años sin competir en Barcelona, Oriol reaparecerá el próximo 19 de diciembre en Almogàvers 3. Conoce perfectamente el evento ya que ha participado en las dos ediciones anteriores desde la esquina del ring. Sabe que en esta edición va a haber un salto de calidad. "Con el cambio de pabellón, a nivel de espectáculo va a mejorar mucho porque tiene capacidad para más espectadores y más capacidad para hacer cosas. A nivel deportivo el cartel esta genial, hay muy buenos emparejamientos".
Sobre su rival en Almogàvers dice no saber mucho porque ha estado centrado en la anterior pelea. "He visto algo, por encima, para saber si es grappler o striker y si es diestro o zurdo. Ahora me centraré en eso".
Se despide con la misma timidez con la que se ha presentado. Su mirada a bajado en intensidad. Ya no hablamos sobre MMA y se nota. Pero no importa porque cuando suba de nuevo al ring pasará lo de siempre, se transformará. La próxima vez en Almogàvers 3. En breve, como él dice, esperamos que en un "gran show" como UFC.
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